Iniciamos esta semana con dos historias de terror, ahora que nos acercamos al 31 de octubre con todo el misticismo que encierra esta fecha. Los dejamos con el primer cuento: El espejo maldito.
El Espejo Maldito
Capítulo 1: El hallazgo
El bosque era húmedo y frío en
esa época del año, sin embargo, los niños anhelaban con todo su corazón hallar en
ese lugar un tesoro que pudiera ayudar a su familia de escasos recursos y
sacarlos así de la miseria en la que se encontraban. Su empeño no era en vano,
el taxidermista del pueblo les había comentado que hacía mucho tiempo habían
enterrado en ese bosque un maravilloso tesoro en épocas de conquista y que la
persona que lo encontrara sería inmensamente rica, aunque hasta ese día nadie
lo había localizado y las búsquedas cesaron con el pasar de los años.
Creyendo que la historia era real,
se dispusieron a internarse en un lugar horrible para uno niños menores de 10
años, su voluntad desafiaba las recomendaciones de los mayores de no acercarse
a ese lugar y antes de que cualquiera se levantara en la mañana, iniciaron su
camino. Sus rostros estaban pálidos por el frío otoñal, las hojas secas de los
árboles y las ramas quebradas en el suelo hacían que la experiencia fuera más
aterradora de lo que se habían imaginado y a cada paso el valor iba mermando,
hasta que el más pequeño ahogado en llanto le dijo a su hermano mayor que
volvieran, a lo que este respondió que no podían porque no recordaba el camino
de vuelta.
Desesperados y hambrientos, empezaron
a correr sin dirección, los árboles se iban tornando cada vez más oscuros y la
naturaleza a su alrededor se dibujaba más siniestra y escasa de vida. El color
dorado del otoño había desaparecido y un escalofrío de muerte recorría sus
espaldas al ver un follaje lleno de tonos grises y negros, sin embargo fue en
ese lugar donde encontraron lo que estaban buscando o al menos eso pensaron… El
brillo dorado de un objeto resaltaba en esa tenebrosa zona del bosque por lo
que ambos decidieron desenterrarlo y para su sorpresa pudieron observar que se
trataba de un gran espejo, de esos en los que se puede ver el reflejo casi
completo de una persona.
Complacidos por el hallazgo,
hicieron a un lado el miedo y decidieron llevarlo a su pueblo para venderlo,
debido a que se notaba que era muy antiguo y posiblemente les dieran un buen dinero
por el mismo. Para su sorpresa, a pesar del gran tamaño el espejo resultaba muy
liviano, por lo que pudieron cargarlo alzándolo sobre sus cabezas sin
dificultad alguna. Ahora solo les preocupaba cómo salir de ahí antes de que
llegara la oscura noche, entonces decidieron seguir en línea recta sin desviarse, hasta que afortunadamente
hallaron la carretera principal y con ella el camino de regreso a casa.
Una vez que llegaron al pueblo y
agobiados por el viaje, decidieron pasar donde el viejo taxidermista para
mostrarle su hallazgo y preguntarle si ese era el tesoro que habían buscado por
tanto tiempo. El hombre ya entrado en años, los regañó fuertemente diciéndoles
que sus padres los habían estado buscando por todo el pueblo y que nunca
debieron haberse ido de la casa sin avisar nada y menos internarse en ese
bosque donde muchas personas se han extraviado. El hombre llamó a la familia de
los niños y agradecidos, fueron en busca de los mismos.
Antes de retornar a su hogar y
después de una buena zurra proporcionada por su madre, los niños le preguntaron
al taxidermista si ese espejo era el tesoro de los conquistadores y si era tan
valioso como ellos esperaban, a lo que el hombre con una gran carcajada les
dijo que ese espejo sucio y maltratado seguramente fue valioso en su tiempo
pero que en el estado en el que se encontraba ya había perdido su valor, entonces
al ver las caras largas en el rostro de los niños, les ofreció comprarlo a un
precio justo y por unas cuantas monedas y con desaliento en sus corazones los
niños aceptaron.
La madre agradeció al hombre su
acto de generosidad y partió con los niños a su hogar, no sin antes reprenderlos
nuevamente y amenazarlos con el castigo que les esperaba. El taxidermista
entonces con una sonrisa de felicidad se volvió hacia el espejo y confirmó lo
que había sospechado inicialmente, el marco era de oro puro y sin duda valía
muchísimo dinero, claro que no se lo iba a decir a esa gente pobre que sin duda
no se lo hubiera vendido si él les hubiera dicho la verdad. Así que muy feliz
por el excelente negocio que acababa de realizar, cerró su tienda de taxidermia
por ese día y llamó a un amigo experto en antigüedades, quien le dijo que si no
podía venderlo como objeto para la casa, podría llevarlo a derretir y le
sacaría una buena ganancia.
Capítulo 2: el Taxidermista
Entonces el taxidermista muy
contento, decidió limpiar bien el espejo para ubicarlo en la sala de su casa
mientras encontraba un buen comprador. Su mujer salió a recibirlo intrigada por
la inusual hora de volver del trabajo, a lo que el viejo le contó la historia diciendo
que nadie más sabía lo ocurrido y ella tan contenta como él, empezó a buscar en
su libreta de teléfonos los números de sus amigas que tenían dinero y que
podían hacer una buena oferta por este objeto tan apreciable. La única persona
en esa casa a la que no le pareció la idea fue a su única hija, quien pensaba
que había sido muy malo haber estafado a esa familia y que ese dinero sería mal
habido, a lo que el padre le respondió que no se preocupara de más y que más
bien se cuidara del mal genio ahora que ella estaba en sus últimos meses de
embarazo.
El viejo entonces colocó un clavo
en la pared para ubicar el espejo al frente de varias de sus obras de
taxidermia, las cuales lo hacían sentir muy orgulloso y se puso a admirarlas a
través del reflejo que brindaba el majestuoso espejo. La piel de un oso pardo
en el suelo, la cabeza de un enorme alce en la pared contraria y sobre todo la
joya de la corona, un “canis lupus” o lobo de pelaje negro, muy raro en esa
región, se veía soberbio frente a ese antiguo espejo. La apariencia antigua del
mismo hacía que el lugar luciera muy sofisticado, a tal punto que pensó si
valía la pena venderlo o mejor dejárselo para alardear ante sus amigos de la
alta sociedad.
Después de estar casi en trance
por mucho tiempo admirando el espejo, su mujer le dijo que ya era tiempo de
irse a dormir, por lo que el hombre apagó las luces y se fue a desearle buenas
noches a su amada hija. Lo que ninguno sabía es que ese espejo estaba maldito,
efectivamente era del tiempo de la conquista española, pero había sido
desechado porque se decía que la maldad de los hombres era reflejada por el
mismo y que quien lo poseyera atraería sobre sí mismo las peores desgracias en
sus vidas. De esta manera, fue enterrado en la profundidad de un bosque
deshabitado en esos tiempos, pero que ahora tenía poblados cercanos al mismo.
Al llegar la medianoche, el
hombre empezó a escuchar ruidos extraños en la sala. Los ruidos parecían de un
animal de cuatro patas y el taxidermista pensó que se había metido nuevamente
un mapache al cual le encantaba roer su basura. Así que impetuoso, se levantó y
tomó un cuchillo dispuesto a matar el animal, después de todo si lo mataba
sería un buen artículo para su tienda de taxidermia, y si no fuera un animal,
lamentaría mucho el haberse metido a su casa… Así que con poca precaución
encendió cada una de las luces y se acercó a la sala donde creía que estaba el
animal, para su desgracia notó que no estaba el lobo negro que tanto lo había
hecho sentir orgulloso y un grito desgarrador salió desde el cuarto de su hija.
Corriendo hacia ella solo pudo observar
como el lobo negro, con un rostro diabólico estaba despedazando la piel de su
hija con sus afiladas garras, ella trataba de defenderse, pero el animal mordía
sus brazos y empezaba a destrozar sus entrañas como si escarbara un hueco en la
tierra. Entonces el animal volvió su mirada hacia el taxidermista y con una voz
de ultratumba le dijo: ‒tú le arrebataste la única esperanza que tenía esa
familia de ser feliz, ahora yo te he quitado lo único que tú tenías para ser
feliz en tu vida.
La luz empezó a fallar y en medio
de la oscuridad el hombre intentó defenderse con el cuchillo, moviendo su brazo
en todas direcciones para asesinar a la bestia, sin embargo para su desgracia, su
mujer bajó en la oscuridad y el hombre, creyendo que era el lobo, atravesó con
el cuchillo a su propia esposa propinándole una horrible muerte. Impotente y envuelto
en el terror de la abominable escena, el taxidermista empezó a sentir un fuerte
dolor en el pecho, hasta que su corazón se detuvo por completo y cayó muerto
por un paro cardio-respiratorio.
El lobo se dirigió hacia el
espejo y todo volvió a la normalidad, excepto las tres víctimas de este
terrible suceso, el cual consternó al día siguiente al pueblo entero. Todo
hacía parecer que el taxidermista había ingresado una bestia a su casa para
disecarla y probablemente esta no había
muerto y por eso atacó a su familia, o al menos esa era la versión preliminar
que tenía la policía, ya que nadie sabía de la existencia del espejo y mucho
menos del mortal efecto que tenía en las personas.
Capítulo 3: La familia rica
Al no tener más familia que la
hija asesinada, el estado comenzó con el remate de las pertenencias de la
familia del taxidermista, sin embargo la gente del pueblo al saber la historia
no quiso comprar nada porque pensaban que todo estaba maldito, así que se
decidió vender todas las cosas en otro pueblo. En la subasta, sin duda uno de
los artículos que más resaltaba era el dorado espejo, el cual una mujer rica
compró por mucho dinero.
A los días lo llevaron a su
lujosa casa y le dijeron que los documentos de la compra llegarían próximamente
junto a otros artículos que había comprado, por lo que ella ordenó al personal
de mantenimiento que lo colocaran en su propio cuarto, para que su esposo le
diera su opinión, a lo que el hombre le respondió que ella solo servía para
gastar el dinero en estupideces, como el cuadro de una tal “Segua” que había
colocado en el cuarto de la sirvienta aduciendo que era de una historia autóctona
del pueblo de ella.
Lo que la esposa no sabía, es que
el hombre ya no la amaba y desde hacía tiempo le estaba siendo infiel con esta
mucama. Aprovechando las noches cuando su mujer tomaba unas fuertes pastillas
para dormir, se acostaba con la sirvienta en el otro cuarto, observando siempre
el horrible cuadro que había comprado su esposa, mientras lo hacían
silenciosamente.
Esa misma noche el hombre estaba
acostado con su mujer esperando a que se durmiera para ir a visitar a su empleada
y cuando llegó la medianoche y confirmó que su esposa ya estaba profundamente
dormida, se disponía a salir de su cuarto, pero para su sorpresa la mucama
abrió la puerta y esto lo consternó mucho, porque le tenía prohibido acercarse
al cuarto para no levantar sospechas.
Ella estaba vestida con un traje
muy sensual y con una mirada seductora, le hizo un gesto de que la siguiera a
su cuarto. Motivado, el hombre salió a hurtadillas y se dirigió a la habitación
de la sirvienta. Una vez ahí, empezó a hacerle el amor como tantas veces, pero
esta vez algo extraño sucedía, algo no estaba bien. El rostro de la mujer se
había transfigurado en una cara espantosa, igual a la del cuadro que estaba en
el cuarto, y comenzó a gritar como si tuviera al mismo demonio adentro, sujetándolo
a él por el cuello. Buscando defenderse, el hombre agarró una almohada y se la
puso en la horrenda cara de la mujer, aplastándola con todas sus fuerzas hasta
que esta dejó de moverse y murió ahogada.
Desesperado, quiso salir de la
habitación, pero fue sorprendido por su mujer quien portaba un arma en la mano
y le apuntaba de frente diciendo: ‒siempre tuviste una buena mujer y una buena
vida, pero te cansaste de eso y quisiste vivir en la inmundicia, ahora pagarás
las consecuencias de tus propios actos ‒ y diciendo esto la mujer se pegó un
tiro en la cabeza. El hombre totalmente destrozado por lo que acababa de
acontecer no sabía cómo reaccionar y al dar un paso al frente se dio cuenta de que
las luces empezaron a fallar y luego sucedió algo increíble: él tenía el arma
en su mano y su esposa yacía en el suelo con un disparo en la frente, la mucama
no estaba vestida con su ropa sensual, tenía su acostumbrada pijama y estaba
muerta en la cama, con la almohada en su cara.
Lo que él vio nunca nadie lo iba
a creer y ante sí mismo yacían las únicas dos mujeres que de alguna manera lo
habían hecho feliz, así que sin más reparo y dejándose llevar por los
pensamientos negativos, accionó el arma y se pegó un tiro en la cabeza. Al otro
día, el personal de mantenimiento de la casa descubrió el atroz acto y dio
parte a la policía, quienes abrieron una investigación en este pueblo, pensando
que había sido un crimen pasional y sin relacionarlo de ninguna manera con el
asesinato del otro poblado.
Los bienes de esta familia rica estaban
registrados y pasaron a varios de sus familiares allegados, quienes decidieron
vender todo y mandar a demoler la casa por lo horrible que había sucedido, sin
embargo, el espejo aún no aparecía en el registro de bienes, por lo que resolvieron
obsequiarlo a uno de los hombres de mantenimiento más allegados, quien era una
persona muy pobre que vivía en el otro poblado.
El hombre, viendo que el espejo era
antiguo y tenía un marco dorado, recordó la historia que le habían contado sus
niños de cómo encontraron un espejo similar en el bosque y lo vendieron al
taxidermista, por lo que revisando bien el marco, se dio cuenta que era de oro
puro y decidió llevarlo a fundir para obtener la mayor ganancia. El vidrio,
decidió cortarlo en varios pedazos para hacer espejos más pequeños y así
aprovechar totalmente el grandioso regalo que le habían hecho.
Ahora estos fragmentos andan
esparcidos por todo el mundo, llevando la maldición del espejo a distintos
lugares. La próxima vez que vea su reflejo en un espejo, piense dos veces en
hacerle mal a alguien, porque ese espejo que está en su cuarto, en su baño o en
su bolsa de cosméticos, puede ser lo último que vea en su desgraciada vida…
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