Hola hoy les traemos las historias de la segunda semana, que tienen en común que ambas mezclan la mitología con la segunda guerra ¿Cómo? Pues deben de leerlas para descubrir que misterios se esconden...
La misión Avalancha
sucedió en una pequeña isla, en medio del archipiélago de Orcadas, en
Escocia. Muckle Skerry, la isla del
faro, como se conocía, era un terreno de poco más de un kilómetro de largo, casi
abandonada, con una única edificación, el gran faro, construido alrededor de
1700 y el cual era vigilado por un solo hombre. Aquella noche de 1946, dos extraños desembarcaron,
para capturarlo.
Había pasado casi un año desde el final de la guerra, el partido Nazi se
había desmembrado y Alemania estaba en escombros. Sin embargo algunas de las cabecillas
y miembros del partido habían desaparecido, ocultándose en diferentes lugares
del globo, como sur América, pero otros se fueron a lugares remotos.
El MI6, organización de inteligencia inglesa, logró detectar que un
espía nazi, quien había desaparecido poco tiempo después de la caída del tercer
Reich, había sido visto en Escocia. Este hombre estaba relacionado con el Incidente de
Venlo, un engaño llevado por lo alemanes a la fuerzas de inteligencia inglesas,
que termino con la invasión de los nazis a Holanda.
Inglaterra no tardó en darse cuenta y lanzó por medio del MI6, una
operación de búsqueda, para encontrar al culpable de uno de sus fracasos más
sonados.
Después de casi un año, un grupo de pescadores de la isla Burray, (también del
archipiélago de Orcadas), suministró información de un extranjero, de notable nacionalidad
alemana, que había tomado el puesto de vigía del faro de la isla de Muckle Skerry.
Después de confirmar la verdadera identidad del hombre, se inició un plan de
captura.
Para esto se creó la operación Avalancha, donde se enviarían a
dos agentes experimentados de forma encubierta a la isla durante la noche, los
cuales tomarían el faro, apresarían al hombre y luego lo entregarían al cuerpo de
inteligencia inglesa.
Los agentes, un hombre y una
mujer, llegaron en un pequeño bote a las 11:37 de la noche del 14 de julio de
1946. Desembarcaron por el lado este de la isla, contrario a donde estaba el
faro y comenzaron su recorrido.
Muckle Skerry, era una isla casi
plana, con una ladera escarpada alrededor de la playa, que terminaba en la
planicie que abarcaba casi toda la isla. En un día normal podía verse de
extremo a extremo sin dificultades, pero en lo más profundo de la noche, era un
mar de tinieblas, que solo la luz del faro podía romper brevemente.
Para salir de la playa, se debía
escalar la colina que separaba el mar de la llanura. Los dos agentes
comenzaron a subirla, cuando escucharon lo que sonaba como el
traqueteo de las patas de un caballo.
La duda se apodero de ellos y se
escondieron entre las tinieblas de la ladera. Casi daban por sentado que él
hombre había visto su bote y venia a investigar, aunque ellos habían evitado
usar luces o señales que los identificaran entre el mar. Tampoco tenían datos
de que él poseyera un caballo, pero aun así debían estar listos.
Mientras estaban escondidos, vieron la figura del jinete y su animal en lo
alto de la colina.
La mujer, que estaba más cerca del
borde, intentó ver si era el objetivo que buscaban, pero cuando la luz del faro
iluminó por algunos segundos a la figura, ella vio algo diferente a lo que
esperaba. El haz de luz desapareció, junto con el jinete.
Pasaron prudencialmente algunos
minutos sin moverse, con solo el sonido de las olas como acompañante. El agente
se acercó a su compañera y preguntó acerca del jinete, pero ella no estaba segura de lo que había
visto, de hecho casi juraba que lo que vio, no fue un humano.
El hombre logró calmar a su
compañera, aún inquieta por su visión y continuaron su misión, subiendo hasta
lo alto de la ladera. Al subir, sus ojos se habían
acostumbrado a la oscuridad y fueron capaces de ver el faro, que se elevaba en
medio de la planicie, alternando su luz con la negrura de la noche.
La distancia no era mucha, menos
de un kilómetro en línea recta, pero debían tener cuidado con el haz luminoso
del faro, para no ser delatados ante un vigía experto que podría estar
observando desde lo alto de la edificación.
Llevaban alrededor de la mitad
del trayecto recorrido, cuando el trote del caballo se volvió a escuchar, esta
vez más rápido, pero acompañado de otro sonido, algo parecido a un grito pero
tan gutural y animal, que les costó pensar que fuera humano.
Los dos agentes se separaron
rápidamente e intentaron prever de donde venia el galope. Esta vez no tenían
dudas, el hombre los había descubierto y venia por ellos, por lo que alistaron
las armas esperando calcular la trayectoria del animal.
La mujer notó que el trote iba
hacia su compañero, avisándole en el acto. Él se preparó para disparar. En ese
momento la zona se iluminó por el faro y pudieron ver a su perseguidor.
Ella nuevamente intentó reconocer
al jinete, pero le fue imposible, porque lo que semejaba a un jinete, no era
tal, sino una especie de torso humano que salía de la espalda de lo que parecía
un caballo. El torso solo tenía un par de brazos largos que sostenían una espada.
Pero lo que hacía más horrible a la criatura, era que estaba totalmente
despellejada. Se podía ver la unión de tendones, musculo y venas, que terminaba
con una cabeza sin ojos, ni boca, solo carne palpitante.
El otro agente, en el franco
izquierdo de la criatura, estaba a punto
de disparar, cuando la luz lo hizo notar también la espantosa falta de piel,
pero además pudo observar la cabeza del caballo, algo que su compañera no
podía. Era una masa de carne roja que se movía grotescamente, pero a diferencia
de la otra cabeza, esta poseía un deforme ojo inyectado en sangre, que miraba
locamente, mientras su quijada, totalmente desmontada, generaba aquel espantoso
grito.
El haz de luz continuó su
recorrido y volvió a sumir en penumbras la zona, donde solo el jadeo de la
criatura y su loco cabalgar se oían. El agente sin saber qué hacer, solo acató
a tirarse al suelo para evitar la embestida de la criatura, la cual siguió
corriendo sin detenerse, perdiéndose en la noche.
Sin embargo tanto el correr del
animal como el inhumano grito, aun se escuchaban. En medio de las tinieblas,
ambos agentes tomaron la decisión de ir hacia el faro, el único lugar seguro
que había en la isla, aunque eso significaba poner en juego la misión.
Corrieron con todas su fuerzas,
acercándose a cada paso al faro, pero oyendo también el jadeo de la bestia muy
cerca. La luz nuevamente terminó su giro y los agentes tuvieron que taparse
para no quedar ciegos, sin embargo el hombre se dio media vuelta para intentar
dispararle a su perseguidor. El ser corría a toda velocidad, con la espada
dirigiéndose hacia el agente.
La mujer también paró y se volteó, pero la luz del faro se había ido y ahora solo podía oír a su
compañero pidiéndole que se alejara. Ella estaba a punto de reclamarle, cuando
vio el primer fogonazo del arma. Con el segundo disparo, oyó un grito
desesperado, pero que provenía de su compañero.
Ella estaba cerca de disparar
también pero la luz
del faro iluminó la tétrica escena. La abominación que los seguía, ahora
sostenía al hombre varios metros sobre el piso, con la espada atravesándole el
pecho. El ser estaba inmóvil, casi parecía que su cabeza sin rostro observaba a
su presa. Sin embargo el gran ojo de la cabeza de caballo giró, volviendo a ver a la
mujer, para luego emitir un grito espantoso y salir en carrera hacia su nueva
presa.
Ella reanudó su avance y fue
capaz de ver que estaba a menos de 100 metros de la torre. Su pies se movían
sin parar, pisando con fuerza, hasta que resbaló al entrar en un pequeño
afluente que no había visto antes, ni recordaba en los mapas.
El espantoso jinete se acercaba a su posición. Ella en su desesperación, solo pudo levantarse a gatas, avanzando torpemente hacia el faro, pero este le devolvió su potente mirada, dejándola ciega y de
rodillas a merced de su perseguidor.
La sensación del metal
atravesando su piel ya se recreaba en su mente, pero logró sobreponerse y
correr, aunque sabía que era inútil, el grito de la bestia estaba casi en su
oreja, era un sonido aterrador. Su cuerpo siguió avanzando, hasta llegar a la
puerta el faro, la cual fue abierta por un hombre, que la dejo entrar de
inmediato.
Ella aún seguía con los ojos
cerrados, pensando que estaba en una pesadilla donde sí se detenía, moriría. Al
golpear una mesa, cayó pesadamente en el piso. Lo único que se le ocurrió fue
sacar el arma y disparar, sin saber a que le apuntaba. Lo hizo un par de
veces, hasta que oyó el gemido doliente de un hombre.
Su pavor era tal, que no quiso
abrir los ojos. Solo se quedo inmóvil esperando la estocada de su inhumano
verdugo.
Pasaron menos de 12 horas, para
que el equipo de asalto ingresara al faro, donde encontraron el cadáver del
espía alemán, junto con la agente que lo había matado, la cual se estaba en
un fuerte estado de shock, con los ojos cerrados e incapaz de moverse.
La MI6, en reuniones posteriores
reportó la misión como exitosa, implicando que la muerte del espía fue en
defensa propia y adjudicada a la única agente encargada de la misión. Se había omitido la
existencia de un segundo agente. Los detalles de la misión fueron
archivados y etiquetados como secretos.
La agente sobreviviente fue
enviada a una ubicación desconocida, donde fue tratada por desordenes
psicóticos. El nombre del segundo miembro relacionado a la Operación Avalancha,
fue borrado y desligado totalmente de esta, dando a entender que estaba perdido
en acción, ya que nunca fue encontrado su cuerpo en la isla.
AAAAAA!! Que Buena!!!
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