enloquecía su mente: ¡todos deben ser liberados!
Es 1942, el tercer Reich está en su apogeo y la furia entre las naciones arde más que nunca, a
pesar del frío invierno. Los aliados han ganado muchas batallas, pero el fin de la guerra dista
mucho de ser alcanzado; el corazón salvaje de valientes hombres late con ímpetu hasta que el
fusil enemigo lo atraviesa y acaba su palpitar infinito.
En el aire se respira el plomo que vuela junto a las gotas de la inclemente lluvia; el suelo revuelve
la sangre de propios y extraños que quedan tendidos en el lodo y el ensordecedor sonido de
cañones y explosiones, se mezcla con el de un aguacero invernal, que es tan frío como los nervios
de quienes matan sin piedad por amor a su patria.
De pronto, se escucha un implacable estruendo que deja todo en silencio y una columna de fuego
se alza sobre el horizonte, tan ardiente como el mismo infierno. Se puede sentir su calor tan
intensamente, que aun desde muy lejos hiere la piel y una mirada de esperanza se dibuja en los
rostros de quienes luchamos sin descanso en esta sangrienta batalla.
Aviones P-47 cargados con destructivas bombas de Napalm sobrevuelan nuestras cabezas
y acaban con formidables grupos de enemigos en un instante. Sus vidas son arrebatadas
horrendamente y no queda ningún rastro de su paso por esta vida, ningún recuerdo, ninguna
huella, todo es borrado en una sola columna de fuego purificador. El día fue ganado.
Ahora, alejado de la sangre derramada por sus compatriotas y del dolor de la batalla, un hombre
en su sombría habitación también piensa en cortinas de fuego, pero de una manera diferente.
Su mente está obsesionada con una idea que atormenta su cabeza y ha sido posicionada por un
demonio ancestral.
Muchos no lo saben, pero el Führer, como le llaman sus subordinados, está siendo manipulado
por un demonio de otro mundo. Prisioneros de guerra e inocentes que han sido marcados por su
ascendencia judía, son llevados a campos de concentración donde les proporcionan la más negra
de las muertes en cámaras de gas y de fuego, donde sus cuerpos arden y sus almas lloran lágrimas
de sangre.
Entonces surge la pregunta, ¿hasta dónde conocemos al líder enemigo? ¿Es verdad que solo busca
vengarse de un pueblo que ha sido bendecido con más riquezas que el suyo o será que conoce
algo más allá de lo que los ojos ven? La respuesta está rodeada por lo sobrenatural.
Se dice que hace milenios existió un demonio hebreo al que se le ofrecían sacrificios humanos
para evitar catástrofes y tragedias y su deleite eran las muertes de inocentes, principalmente
niños. Los antiguos reyes ofrecían sacrificios aún de sus propios sucesores con tal de evitar
desgracias para sus reinados y de esta manera se acrecentó el culto a este demonio durante
muchos años.
Ahora ha vuelto desde su recinto en el oscuro averno y ha venido a reclamar nuevas almas de
inocentes para satisfacer su voracidad. El Führer está bajo el hechizo de su mirada y manda a
aniquilar a miles de desdichados, pensando en que deben ser liberados de la maldición que corre
por su sangre.
Después de viajar por varias lunas, nos acercamos a toda prisa al nido del águila, donde ninguna
otra compañía ha sido capaz de llegar. Somos la élite de los aliados, soldados libres de órdenes y
de rangos, que solo tienen una misión: acabar a como dé lugar con el líder nazi y el grupo que le
rodea, mas mi misión es más peligrosa, por mucho, debo acabar con el mal que está detrás del
rostro humano...
Acabamos sigilosamente con la vida de soldados de bajo rango para infiltrarnos con sus uniformes
y nos dividimos buscando la habitación principal. Caminando tranquilamente para no ser
detectado, me acerco hacia un aposento que está fuertemente custodiado y puedo sentir la fuerza demoniaca que emana desde adentro, es seguro que ahí está el Führer y su maléfica compañía.
Los guardias no tardan en darse cuenta que no soy uno de ellos y arremeten contra mí con sus
belicosas armas. Se activa la alarma y no hay tiempo de esperar a mis compañeros, así que sin más
reparo desenmascaro mi rostro y muestro mi verdadera mirada: el resplandor de la muerte...
Inmediatamente todos empiezan a sufrir y sus fuerzas comienzan a mermar, desenfundo la espada
de fuego que me fue otorgada por un dios y asesino a quienes me impiden cumplir mi misión.
Ingreso al cuarto principal y el líder nazi vuelve su rostro sin alma hacia mí, repitiendo la misma
frase: - ¡todos deben ser liberados! -
Lo sujeto por el cuello y trato de hacerlo reaccionar: - ¿dónde está él? ¿dónde está Moloch? – Una
sonrisa siniestra se dibuja en su rostro y se convierte en una diabólica carcajada. Las puertas se
cierran, las cortinas empiezan a arder y de un momento a otro el cuarto empieza a incendiarse.
Un círculo de fuego con un pentagrama se marca en el suelo e inmediatamente hace su aparición
el monstruo por el que tanto he viajado y por el que estoy dispuesto a dar mi vida en combate,
el demonio ancestral que tantas vidas a arrebatado y que ahora quiere hacer lo mismo en esta
época, el devorador de almas: Moloch.
De un golpe lanzo al Führer quien no es más que una marioneta y desenfundo nuevamente mi
espada. El demonio sabe a lo que he venido y con una mirada profunda salida del abismo infernal
se dispone a atacarme como un toro con sus cuernos dorados y su descomunal fuerza. Sin duda, la
verdadera guerra mundial está por empezar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario